Aunque se ha experimentado con distintas tecnologías, las baterías de ion litio siguen siendo las más utilizadas porque son las que cumplen con la mayoría de requisitos necesarios. Son fiables, tienen una duración aceptable y son seguras. Lamentablemente, hasta que no haya una alternativa mejor, la única manera de alargar la batería de nuestros dispositivos por parte de los fabricantes es colocando baterías de mayor tamaño.
En cualquier caso, siempre podemos realizar ciertas acciones en nuestro día a día que nos ayudarán a ahorrar batería. Puede que logremos unos pocos minutos de más o incluso algunas horas, todo dependerá del trote que le demos a nuestros dispositivos móviles. Veamos qué recomiendan los principales fabricantes de dispositivos
Software actualizado
Parece una tontería, pero tener la versión más reciente del sistema operativo de tu dispositivo móvil te ayudará a que éste funcione mejor, incluso en modelos que no son el más reciente, siempre y cuando esa actualización sea compatible y, obviamente, esté disponible.
Más que nada porque los fabricantes son cada vez más conscientes de las limitaciones de sus baterías e incorporan nuevas maneras de optimizar su rendimiento haciendo más con menos energía. En ocasiones son pequeños cambios, en otros son arreglos que optimizan el uso de la memoria.
Evitar temperaturas extremas
Un dispositivo móvil está pensado para funcionar en condiciones de entre 16 y 22 ºC, grado arriba, grado abajo. Si hace mucho calor, el dispositivo se calentará en exceso y ello mermará en la duración de la batería. Eso sin contar con el daño a medio o largo plazo que pueden sufrir las baterías en situaciones de temperaturas por encima de los 35 grados, por lo que es recomendable que en verano no abusemos en demasía de nuestros dispositivos móviles a no ser que contemos con una temperatura aceptable a nuestro alrededor.
Otro problema derivado del exceso de calor es que al cargarse la batería, en situaciones con temperaturas extremas, la carga no se realiza al máximo de sus posibilidades, por lo que durará menos, claro está.
Ajustes y modo ahorro
En el caso de dispositivos móviles con pantalla, como smartphones o tabletas, la práctica totalidad cuenta con brillo automático, que se adapta en función de la fuente de luz que tengamos a nuestro alrededor. De todas formas, podemos cambiar el brillo de manera manual para atenuarlo y así consumir menos batería. Sin embargo, no conviene abusar de esta opción a riesgo de dejarnos la vista.
En momentos puntuales, el sistema operativo de los dispositivos móviles suele contar con un modo ahorro que cambia la configuración para que funcione lo mínimo y necesario. Ocurre lo mismo en ordenadores portátiles. Sin embargo, el modo de Bajo consumo o Modo ahorro está pensado para alargar lo poco de batería que nos quede al final de su carga, no cuando está prácticamente cargada, por poner un ejemplo.
Conexiones inalámbricas y GPS
Otro elemento que consume batería es el uso de las conexiones inalámbricas. Tecnologías como Wi-Fi, Bluetooth o conexión móvil vía 3G/4G son de las que más batería emplean, por lo que no conviene abusar de ellas si queremos ahorrar batería.
Lo mejor es emplearlas solo cuando las necesitemos, en especial Bluetooth, y no usar a la vez la conexión móvil y el Wi-Fi.
Lo mismo ocurre con la geolocalización. Nuestros dispositivos móviles permiten colocarnos en el mapa con una precisión alta, pero esto implica emplear tecnología que requiere usar la batería. Tener aplicaciones abiertas que soliciten nuestra ubicación constantemente hará que nuestra batería dure mucho menos de lo deseado. Lo mejor es que solo requieran de nuestra ubicación si las estamos usando activamente, es decir, si las tenemos abiertas y no en segundo plano.
Aplicaciones abiertas o en segundo plano
Muchos de los dispositivos móviles que usamos hoy en día, ya sea un smartphone, una tablet, un portátil o un reloj inteligente, permiten abrir dos o más aplicaciones de manera simultánea. Esto tiene un coste en rendimiento, y cuanto más le pidamos al dispositivo, más consumirá la batería.
No se trata de abrazar el minimalismo extremo y usar una aplicación cada vez, pero si vamos a abrir varias a la vez debemos ser conscientes del consumo de batería y si realmente las necesitamos al mismo tiempo o podemos alternar su uso de manera eficiente.
Caso aparte, aunque similar, son las apps en segundo plano. Sincronización de datos por parte de apps de almacenamiento online o que ofrecen información en tiempo real, por citar dos ejemplos habituales, consumen batería, obviamente, por lo que si no las consultamos con la asiduidad para la que funcionan como lo hacen, ¿para qué tenerlas en segundo plano constantemente?
¿Suspender o apagar?
A diferencia de los viejos ordenadores, los dispositivos móviles actuales se encienden en cuestión de segundos. Así que si no vamos a usarlos durante un periodo largo, ¿por qué no mantenerlos apagados?
Está claro que un smartphone debemos tenerlo encendido para recibir llamadas, y un reloj inteligente para saber la hora, pero con el resto del catálogo de dispositivos móviles podemos apagarlos directamente si no vamos a usarlos en un periodo de al menos una hora, por poner un límite subjetivo.
Está claro que es posible, simplemente, apagar la pantalla, o en el caso de un ordenador portátil, ponerlo en hibernación o suspenderlo, pero si comparamos el coste ahorro de tiempo en volver a encenderlo y el ahorro de batería, gana el segundo. Por cierto, parece una obviedad, pero si no estamos usando la pantalla del dispositivo en cuestión porque estamos escuchando música o enviando el contenido a un televisor o dispositivo externo, apagarla reducirá el consumo de energía y, por lo tanto, ahorraremos batería.