Lamentablemente no todas las historias tienen final feliz, en Uruguay hay varios casos de personas que no pudieron disfrutar como soñaron de su fortuna, como el caso de un ganador que cobró el poso de oro en Montevideo y, en camino a su casa del interior, se cruzo con una estancia que le pareció el negocio de su vida. Paró, se bajó del vehículo, hablo con el "dueño" e inmediatamente la compró... sin mediar con un escribano, sin tramites ni averiguaciones. Resulta que la estancia estaba llena de deudas, embargada hasta los postes del alambrado y el feliz nuevo propietario perdió su flamante millón de dólares (si... se lo gastó todo en el negocio!).  

Otro caso: un ganador que pensó que era buena idea invertir en una empresa cementera y de transporte, pero de cemento y transporte no sabía nada. A los pocos, poquísimos años terminó fundido.

Y el caso mas rápido de ver volar la nueva fortuna: un hombre de un barrio pobre de Montevideo, salió por TV a anunciar la suerte que fue enviar a su pequeña nieta a comprar el boleto que lo convirtió en ganador de la friolera suma de un millón ochocientos mil dólares... poco le duró la alegría: los menores de edad no pueden participar en juegos de azar, por ende ni siquiera pudo cobrar el dinero. Como prueba de la irregularidad las propias palabras habladas delante de las cámaras de canal 10 bastaron para condenarlo a "morir en la orilla".  

Uruguay no es el único país con sueños de fortunas frustrados, sino mirá este video con el ranquing de los más desafortunados ganadores de la lotería de EEUU que lo perdieron TODO

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